Vivienda privada en Panamá

 
El apartamento está situado en un edificio nuevo del barrio de Bella Vista en Panamá. El cliente, una pareja joven sin hijos, deseaba un apartamento con un solo dormitorio, capaz de garantizar la máxima privacidad en la zona de noche y una zona de día luminosa y abierta con cocina, comedor y salón en un único espacio.  La planta original del apartamento presentaba una distribución bien estructurada con dos dormitorios y dos baños con zona de servicio anexa a la lavandería. La principal intervención estratégica consistió en invertir la zona de día con la zona de noche mediante la modificación de la puerta de acceso y la creación de un espacio delimitado que permitiera acceder de modo independiente a cada una de las zonas. 
 
Predominan dos materiales que definen y unifican el espacio: la madera y el mármol. El primero se utilizó en un techo modular, muy estructurado, que se pliega sobre los paramentos verticales creando un espacio que oculta las rejillas de entrada y salida del sistema centralizado de climatización. El segundo, el mármol, caracteriza la parte inferior y las paredes verticales que delimitan el baño principal situado entre el dormitorio y la sala de estar - comedor. La zona de día está iluminada por una serie de luminarias Astra que crean una línea luminosa sobre la parte alta de las paredes, reproduciendo por la noche el efecto que genera durante el día la luz natural que entra por las ventanas. En algunos puntos de la casa como la zona de día y el dormitorio, se han utilizado Laser Blade para intensificar la iluminación general. En la cocina, los Laser Blade se complementan con X26 para iluminar la zona donde se preparan los alimentos. La luminaria Laser Blade es completamente invisible y solo deja ver los conos de luz que mágicamente se proyectan sobre las superficies de trabajo y la mesa.
 
 Los accesorios y la decoración incluyen una serie de famosas piezas de diseño: de la grifería de Patricia Urquiola a la mesa N7 de Norayr Khachatyran, pasando por las creaciones de Piero Lissoni, Sergio Bicego y Enzo Berti, todas ellas en armonía con el espacio que las rodea.