“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, es a partir de esta frase de los Evangelios que se desarrolla el mensaje que la Santa Sede desea transmitir con su participación en la Expo de Milán 2015, para destacar la importancia simbólica del acto de nutrir y las posibilidades de desarrollo antropológico que encierra. A través de su pabellón, la Santa Sede desea ofrecer a los visitantes un espacio de reflexión sobre los problemas que siguen estando relacionados con la alimentación y el acceso a los alimentos incluso en nuestros días. El pabellón de la Santa Sede ocupa un área de 750 m 2 y dispone de una superficie total de 500 m 2 . El volumen blanco compacto representa la esencialidad de una roca preexistente a la que se accede a través de una estrecha grieta.
El espacio interno del pabellón se inspira en la arquitectura de los conventos y los claustros. Se intuye claramente la forma de la parte norte, modelada por dos secciones de arcadas -con arcos de medio punto y ojival- de los cuales emerge, como de una brecha en la roca, la vegetación que crece en el techo. Para reducir al mínimo los costes de construcción, se eligió una estructura portante de acero ensamblada en obra sin necesidad de soldadura. La cobertura de 318 m 2 fue realizada con chapa grecada y aproximadamente la mitad prevé un sistema verde intensivo. Las estructuras portantes, las bajoestructuras, los entramados intermedios y de la cubierta son todos de carpintería metálica. La atención dedicada a la sostenibilidad no es menos importante: el pabellón es un edificio sostenible y de altas prestaciones energéticas. Al clausurarse la exposición, la estructura portante, la cubierta y el revestimiento se podrán demoler en tan sólo 2 semanas laborables.
El pabellón destaca entre todos los demás por las palabras superpuestas que sobre las superficies inclinadas evocan los conceptos básicos del cristianismo. Se trata de mensajes ligeros y sutiles de acero que aplicados sobre las paredes externas parecen llover del cielo. Las frases “no sólo de pan” y “danos hoy nuestro pan” se han traducido a 13 idiomas y su efecto cambia entre el día y la noche. Durante las horas diurnas la luz natural proyecta las sombras de los mensajes sobre la superficie. Durante las horas nocturnas, la iluminación artificial rasante de abajo arriba crea un interesante y misterioso contraluz. El objetivo, fuertemente evocador de los profundos principios de la religión cristiana, se obtuvo instalando luminarias Linealuce (neutral) en la base de las paredes iluminadas. Da acceso al pabellón un portal construido con una enorme vela amarilla de tela que oculta la entrada y contribuye a crear una fachada similar a la bandera Vaticana.
Las luminarias Linealuce, con temperatura de color warm instaladas en la parte alta de la vela, acentúan su color con un baño de luz cálida proyectado de arriba abajo. En la pared opuesta a la de entrada, se expone el cuadro original de la Última Cena de Tintoretto, transportado al pabellón con motivo de la Expo de Milán 2015 desde la Iglesia de San Trovaso en Venecia. Al lo largo de los meses la obra será sustituida por un tapiz de Pieter Paul Rubens, que representa la institución de la Eucaristía, proveniente del Museo Diocesiano de Ancona. La salida con el punto de información está iluminada con luminarias lineales iN 30. El proyecto luminotécnico, realizado por el estudio Esa Engineering, jugó un papel fundamental dada la importancia metafórica de la luz en la religión cristiana. Todas las luminarias instaladas utilizan tecnología led para garantizar un mayor ahorro energético.
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