En 1224, durante su retiro y oración en el monte de la Verna, San Francisco recibió los estigmas. Murió en 1226 y en 1228, tan solo dos años después, fue canonizado. Es así como en esta zona, el culto del santo umbro se difundió rápidamente en la segunda mitad del siglo XIII, gracias también a la fundación de las capillas y las iglesias que se le dedicaron y a una presencia cada vez más importante de sus fieles hermanos. En 1290, en la ciudad de Arezzo se iniciaron las obras de construcción de la basílica de San Francisco. Caracterizada por una fachada incompleta, la basílica con una sola nave custodia un notable patrimonio de obras de arte de distintas épocas, frescos y pinturas murales, así como la hermosa vidriera policromada del gran óculo abierto en la fachada realizada en 1524 por Guillaume De Marcillat.
La basílica de San Francisco es conocida universalmente porque en ella se encuentra una de las obras maestras del Renacimiento, el ciclo de pinturas murales con la Leyenda de la Verdadera Cruz, inspirada en la Leyenda Áurea de Santiago de la Vorágine, realizado sobre las paredes de la Capilla Bacci por Piero della Francesca probablemente entre 1453 y 1459. La capilla pertenecía a los Bacci, rica familia de comerciantes de Arezzo que inicialmente encargaron su decoración al florentino Bicci di Lorenzo. Bicci pintó los cuatro Evangelistas de la bóveda, los dos Doctores de la Iglesia del intradós y el Juicio Universal del arco triunfal de la capilla. Bicci murió en 1452 y la obra pasó a manos de Piero della Francesca. La Leyenda de la Verdadera Cruz resume todas las características de su pintura: una rigurosa estructura espacial en perspectiva, la representación de figuras grandiosas sumergidas en una atmósfera de luz difusa, sutil y abstracta, y contrastes cromáticos netos entre tonos cálidos y fríos utilizados para dar consistencia al espacio a través de la luz. En el Sueño de Constantino, el resplandor que enciende la escena desvela la gran sensibilidad del artista a la hora de tratar la luz, maestría que también notamos en las escenas de la batalla, en los reflejos de las armaduras bañadas por los rayos del sol.
Durante 2018, el Polo Museale della Toscana decidió afrontar los problemas relacionados con la actualización del sistema luminotécnico realizado en 2000 tras una larga intervención de restauración que duró 15 años y que resolvió los graves problemas de conservación del ciclo de Piero della Francesca, gracias al esfuerzo conjunto de la Dirección General del Patrimonio Arquitectónico, Artístico e Histórico de Arezzo y al Taller de Piedras Duras de Florencia, y con la colaboración de un gran número de institutos de investigación, eruditos, especialistas e investigadores. Ante la evolución tecnológica actual, la instalación puesta a punto hace casi 20 años era inadecuada, en especial en cuanto a consumo de energía y mantenimiento. En 2000, para iluminar la capilla se realizó un elemento compuesto por una plataforma ovalada sobre la que estaban instaladas las juntas cardánicas que permitían orientar las lámparas halógenas de baja tensión con reflector dicroico, situada a unos 2 m y sujeta por cuatro elementos verticales.
Las posibilidades que ofrecen los leds convencieron al Polo Museale della Toscana a buscar una nueva solución que permitiera: recuperar la dimensión espacial original de la capilla, mediante la eliminación del cuerpo de iluminación central, ahorrar energía, facilitar el mantenimiento del sistema y mejorar el rendimiento cromático atenuando el impacto de las lagunas pictóricas. iGuzzini fue invitado a colaborar en calidad de patrocinador. Invitación que fue aceptada por ser totalmente coherente con el programa Light is Back.
Tras una larga serie de inspecciones y estudios minuciosos se elaboró un proyecto luminotécnico dirigido por el arquitecto Antonio Stevan. A partir de dicho proyecto se eligió la luminaria Palco sobre raíl Low Voltage, una de las más compactas del mercado pero equipada con una amplia serie de ópticas y capaz de asegurar una potencia instalada comparable a la de los proyectores de mayor tamaño. Su reducido tamaño –en este caso se eligió un proyector con diámetro de 62 mm– permitió la instalación en la pared divisoria a espaldas del altar mayor, que delimita el espacio de la Capilla Bacci, de un limitado número de proyectores con ópticas de 12° y 26° equipados, en algunos casos, con filtro difusor. La temperatura de color de 3500 K y, en especial, el espectro de emisión de los leds fueron elegidos tras varias pruebas, en las que se utilizó la tecnología Tunable White, por el comité técnico-científico presidido por Stefano Casciu, director del Polo Museale della Toscana, y con la participación de Antonio Stevan y el director de la basílica de San Francesco, Rossella Sileno. iGuzzini illuminazione aceptó el encargo de realizar las luminarias de led conformes con esta temperatura y con el espectro más adecuado para mostrar de manera equilibrada los contrastes cromáticos de la pintura de Piero della Francesca.
Es justamente el espectro de emisión, que optimiza la lectura de los tonos fríos, junto con la orientación de los haces luminosos y la posibilidad de regular el flujo luminoso -puesto que todas las luminarias son DALI y están gestionadas por un sistema de control KNX- lo que permite atenuar el impacto de las numerosas lagunas pictóricas presentes. Por último, otro resultado importante fue la notable reducción del consumo energético de 2000 W a 400 W que, además, permitió satisfacer todas las exigencias iniciales.
Working on a similar project?
¿Necesita más información?
Pedir más información