La iglesia de San Francisco en el Fopponino, en la que Gio Ponti trabajó a partir de 1959, se inauguró en 1964. Propuesta y promovida en un primer momento por la Unión de Comerciantes de Milán, la iglesia se incluyó en el plan “22 iglesias por 22 concilios” del cardenal Montini (elegido Papa en 1963 con el nombre de Pablo VI), que celebraba la apertura del Concilio Vaticano II.
Ponti fue contactado en 1961 para diseñar una iglesia con conjunto parroquial, en armonía con los vínculos naturales del terreno y la iglesia del siglo XVII de San Juan Bautista y San Carlos en el Fopponino.
El volumen de la iglesia, en segundo plano con respecto a la calle, crea una pequeña plaza que se sigue utilizando como parvis. La fachada forma parte de una pantalla continua que uniforma la iglesia con los edificios parroquiales formando un auténtico frente escenográfico urbano que presenta dos características: la parte central se proyecta hacia delante y la pantalla está perforada por aberturas hexagonales, con forma de diamante. En concreto, ocho de estos hexágonos, encuadran el cielo evocando las fachadas abiertas del románico lombardo que simbólicamente enmarcan el infinito de lo divino. Sin embargo, los tres hexágonos centrales muestran el espesor de los muros y están cerrados por tres cristaleras realizadas en un segundo momento.
Ahora, el espesor también se puede apreciar por la noche gracias a la instalación de las luminarias Underscore inOut que iluminan de manera homogénea los chaflanes, dibujando de manera evidente la forma hexagonal.
También el espacio interior, concebido aplicando criterios de sencillez y esencialidad, se desarrolla a partir de un hexágono asimétrico. La estructura es de cemento armado y está compuesta por pilares de sección variable que se unen con las vigas del techo a dos aguas. La amplia nave central está adosada a dos naves laterales de menor altura y amplitud, al fondo de las cuales hay un altar. A lo largo de las naves, se instalaron líneas de luz Underscore para lavar las paredes verticales e iluminar parte del techo.
La forma poligonal se retoma en las aberturas y en los elementos decorativos. En especial, la presencia de varias aberturas hexagonales y de algunas ventanas cuadrangulares aporta luz al espacio y, en algunos puntos, el direccionamiento de la luz se obtiene mediante apantallamientos de cemento.
Por la noche, la iluminación general –homogénea y difusa– de la nave central está garantizada por los proyectores Front Light instalados sobre raíles situados a la altura de los brazos que sujetan las lámparas diseñadas por Ponti para la iglesia y restauradas por Olivari.
La empresa de Borgomanero, fabricó para el complejo la manilla Cono, diseñada por Ponti en exclusiva para todas las puertas de este complejo eclesiástico. La empresa se hizo cargo de la restauración de las lámparas, retiradas de la iglesia en los años 80 y recuperadas en la actualidad. En los talleres Olivari se llevó a cabo la intervención de restauración de la estructura metálica a partir del análisis del tratamiento original sobre el latón y sucesivamente, tras arenar y lijar la superficie, se procedió, a un satinado horizontal seguido de una fase de barnizado con pintura transparente y cocción en horno. Este tratamiento mantendrá inalterado durante muchos años el aspecto de las lámparas, recuperando la atmósfera de recogimiento de la iglesia y el concepto de espacio original de Ponti.
El arquitecto Ponti también diseñó la decoración, el mobiliario sagrado e incluso las vestiduras litúrgicas. Definió los elementos artísticos y decorativos, plasmando de este modo su diseño de obra de arte total. El espacio está diseñado siguiendo una coherencia artística precisa, del volumen arquitectónico a la decoración.
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