El museo, una elegante caja de cristal, se encuentra en las afueras de Tartu, donde en época soviética surgía un campo de aviación militar. El Museo Nacional de Estonia simboliza una nueva era para este país de la antigua URSS; desde 1991, año de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Estonia se ha concentrado en la formación de una nueva identidad cultural y nacional.
El proyecto del estudio DGT Architects, compuesto por tres jóvenes arquitectos de origen italiano, libanés y japonés, sorprendió a la comisión del concurso internacional convocado para la construcción del museo por su capacidad para interpretar la historia y los lugares del país. El estudio eligió desarrollar el proyecto sobre la pista de despegue de una antigua base militar soviética: un signo artificial que ha modelado la naturaleza del paisaje de Tartu, rebosante de bosques, lagos y suaves colinas. El resultado es una larga rampa, generada por la ligera pendiente de la pista, que elevándose del suelo diseña una serie de espacios cubiertos donde se desarrolla el complejo programa de actividades del museo. Interiores y exteriores están separados por un ligero diafragma acristalado; la única diferencia real entre el interior y el exterior está determinada por la cubierta inclinada y la climatización de los espacios. El espacio de exposición dialoga en todo momento a nivel visual con el paisaje exterior gracias a un sofisticado sistema de cerramiento de cristal que, además de garantizar un elevado nivel de aislamiento térmico, deja pasar la luz natural indirecta sobre la fachada norte donde se encuentran las exposiciones y los espacios públicos, y los rayos de sol directos a través de la fachada sur para que los usuarios de las oficinas, las bibliotecas y las aulas se puedan beneficiar de ellos. El elemento principal del proyecto -el frontal acristalado del museo, diafragma entre exterior e interior- está iluminado por luminarias Linealuce de superficie de 53 W, instaladas en la parte alta del edificio, y empotrables de 20 W, instalados en el pavimento. Ambas versiones tienen óptica Wall Grazing y temperatura de color Neutral White. De este modo se obtiene un efecto homogéneo a lo largo y a lo ancho del edificio, mientras que la entrada del museo se llena de vida gracias a una malla de puntos luminosos, Light Up Walk, instalados debajo de la cobertura de la entrada. Todas las luminarias son de led y contribuyen a reducir el consumo de energía del edificio, tal y como exigía el Ministerio de Cultura de Estonia. El proyecto se adjudicó el premio AFEX (Architectes Français à L'Export), que reconoce la excelencia de la arquitectura francesa en el mundo.
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