Roberto Paura, periodista científico y cultural nacido en 1986, ha contribuido a divulgar en nuestro país el uso de la futurología como herramienta científica para prevenir los desarrollos futuros, tanto en el ámbito tecnológico como social. Para ello, fundó el
Italian Institute for the Future, la revista Futuros y la Asociación de Futuristas Italianos, organizó varias ediciones de la manifestación Futuro Remoto y escribió varias obras de divulgación como, por ejemplo,
Occupare il futuro (Codice edizioni) o
La fisica del tempo perduto (Cento Autori) en las que se invita al público a entender los mecanismos y los beneficios de los
futures studies.
Ud. parece abarcar todos los sectores de los que se ocupa la futurología, al haber estudiado tanto relaciones internacionales como física nuclear. ¿Cómo llegó a interesarse por esta ciencia?
Por muchas razones: por una parte, por la tendencia natural a la interdisciplinariedad que empuja a escapar de la especialización (no soy un politólogo ni tampoco un físico y estoy terminando una nueva licenciatura en historia pero no soy un historiador). Los estudios sobre el futuro son una metadisciplina justo porque son interdisciplinarios por naturaleza. Por otro lado, por la tendencia a proyectarse a largo plazo y a intentar entender dónde podrían hacernos llegar las dinámicas del presente, si no se gestionan de manera adecuada. Mi labor en comunicación de la ciencia y periodismo científico me dio la oportunidad de conocer a muchos expertos en distintos campos y de comprender la urgencia de tratar el tema, tan poco estudiado, del futuro. Más tarde conocí los Futures Studies gracias a las pocas personas que a principios de la década pasada se ocupaban de ellos en Italia. Por tanto, la decisión de intentar promover este sector de estudios fue natural.
La futurología se ocupa de la exploración de los posibles futuros probables. ¿Qué herramientas utiliza para ello?
Para ser más precisos, mientras que la futurología se funda en el estudio de los futuros probables –porque ingenuamente considera que ahí fuera existe un futuro previsible–, los Futures Studies ampliaron este objetivo hace cincuenta años analizando la interdependencia entre tres dimensiones: futuros probables, futuros posibles y futuros preferibles. Todos ellos necesitan herramientas de estudio distintas. Las más conocidas son las relacionadas con la primera dimensión (probabilidad) y son principalmente cuantitativas y estadísticas, por ejemplo, la construcción de índices de previsión o análisis de series históricas. Un método típico cualitativo y cuantitativo es el
Delphi, un estudio que recoge las opiniones de expertos designados sobre la probabilidad y el impacto de los eventos que podrían ocurrir en el futuro. Los métodos cualitativos consisten principalmente en el
Horizon scanning, es decir, la monitorización de fuentes para comprender la evolución de las principales metatendencias, localizar fenómenos emergentes o anticipar wild card (los llamados “cisnes negros”) y en la construcción de escenarios, que representa la etapa final de un análisis de futuro. La
planificación de escenarios aplica varios métodos en función de si el objetivo consiste en definir solo el futuro más probable, ampliar el horizonte a varios escenarios posibles o localizar un “futuro preferible” a partir del cual definir las estrategias de intervención en el presente.