De la Agencia Espacial Europea a la Trienal de Milán Ersilia Vaudo, astrofísica y directora de diversidad de ESA, se encargó de dirigir la 23ª Exposición Internacional junto con Francis Kéré, arquitecto ganador del premio Pritzker. La exposición Unknown Unknowns –tal y como nos cuenta Ersilia Vaudo– “nos invita a participar en una experiencia profunda que ofrece la posibilidad de cambiar por completo nuestra idea del mundo, el cual deja de ser antagonista de lo que no conocemos para abrazar una dimensión en la que habitar conscientemente e, incluso, con ligereza.”
Según su opinión, si tan solo conocemos una pequeña parte de la inmensidad del espacio, ¿por qué el hombre cultiva ese deseo de exploración de lo ignoto, lejano, desconocido y, aparentemente, inalcanzable?
Creo que la pregunta sobre el lugar que ocupamos en el universo y sobre lo que se oculta en el espacio profundo nos pertenece desde el primer momento, desde que el hombre alzó los ojos para mirar las estrellas y saborear por un instante el infinito. La etimología de la palabra deseo: de sidera esse, “estar lejos de las estrellas”, expresa de alguna forma esta tensión, este anhelo de reencontrarnos con aquello que es más grande que nosotros, un mundo lejano y misterioso. La relación con el cielo alimenta el imaginario con preguntas e interrogantes que aluden al sentido de nuestra existencia.
Un elemento que aflora en la exposición es la fuerte interdisciplinariedad que caracteriza la búsqueda de la definición de lo ignoto. Como astrofísica y asesora especial sobre evolución estratégica en ESA, ¿cuál fue su experiencia al trabajar con un arquitecto como Francis Kéré, con el personal de la Trienal o con filósofos como Emanuele Coccia?
El tema de lo desconocido nace de la conferencia organizada por el presidente de la Trienal, Stefano Boeri, el 4 de marzo de 2020. En dicha ocasión, afirmó que todo lo que sabemos sobre el universo nos lo cuenta la luz, pero que se trata solamente de un 5% del todo. La gravedad nos desvela otra historia: desconocemos el 95% del universo. A partir de las intervenciones de otros expertos, por ejemplo, al hablar de los océanos o de la conciencia, parecía emerger la magnitud de aquello que no sabemos o que ignoramos no saber. El tema de lo desconocido parecía ser un hilo conductor con un gran potencial de creatividad y, al mismo tiempo, un tema muy actual. Estábamos a principios del confinamiento. Creíamos tener el control del futuro próximo y sin embargo llegó un virus inesperado que puso todo patas arriba. Lo desconocido, lo ignoto, nos parecía un tema fuerte que se podía desarrollar de manera interdisciplinar y que habría abierto el camino a nuevas perspectivas. Reuniendo la ciencia, la arquitectura, el diseño y el arte hemos logrado dar forma a un desconocido que deja de ser antagonista y se convierte en una dimensión donde dejarse llevar y habitar. Una narración atada con cabos rojos, de poesía y asombro.
Los movimientos como Fridays for future utilizan con frecuencia el eslogan: “There is not Planet B”, es decir, no existe un planeta alternativo. ¿Cómo se enfoca en la exposición el tema del medioambiente en la Tierra?
La exposición parte de una visión antropocéntrica de la que se aleja progresivamente para aproximarse a una realidad que nos ignora pero que aun así nos contiene, para después regresar a nosotros, a nuestro planeta. En la instalación final, cuya realización fue posible gracias a ESA, nos aproximamos a la Tierra mirándola desde lejos como los astronautas o los extraterrestres que descubren un planeta magnífico. Los datos científicos sobre el deshielo de los glaciares, el calentamiento climático, la contaminación, el flujo de los vientos y mucho más se proyectan sobre una gran semiesfera y estas imágenes se convierten en una ocasión para tomar conciencia tanto de la belleza como de la fragilidad de nuestro planeta. Volviendo a nuestro eslogan “There is not Planet B”, es importante subrayar que el objetivo del estudio de Marte no es solo prepararnos para un planeta B, sino también proteger la Tierra. Hace millones de años, las condiciones en Marte eran muy similares a las condiciones actuales en la Tierra y llegados a un cierto punto el equilibrio en la atmósfera, entre líquido y sólido, se rompió. La comunidad científica que estudia Marte quiere entender lo que sucedió para evitar que pueda ocurrir en la Tierra. Por ello, el papel de la Agencia Espacial Europea es muy importante. El sistema Copernicus, desarrollado por la Comisión Europea, es el primer productor del mundo de datos sobre la observación de la Tierra. Un trabajo muy importante que ayudará a comprender los fenómenos que se producen en nuestro planeta y a afrontar los desafíos del futuro. El espacio no quiere decir explorar lo que hay ahí fuera, sino proteger la Tierra, “la única casa que hemos tenido” como diría Sagan.
Cada vez más, grandes multimillonarios de la tecnología, como Jeff Bezos o Elon Musk, invierten en la exploración espacial y sueñan con construir colonias en Marte. En la exposición se habla de exploración y, sobre todo, de habitabilidad del espacio. ¿Cuál es el papel de las impresoras 3D en todo ello?
Las impresoras 3D se convirtieron en un elemento fundamental para la exposición. Ell primero que las utilizó fue Joseph Grima, el arquitecto que diseñó y realizó el ajuste que sigue las líneas de la curvatura donde se desarrolla la exposición, algo así como una semiórbita imaginaria como baricentro del Palacio de las Artes. Para seguir esta curvatura, sin ángulos ni aristas, el ajuste se realizó con una impresora 3D, utilizando materiales orgánicos exclusivamente, en especial el papel de arroz. En la parte temática de la exposición, hay una sección destinada al diseño y solicité a los arquitectos de SOM que desarrollaran el decálogo que el futuro estudiante de arquitectura extraterrestre debería conocer. Es decir, ¿qué necesitas saber si tienes que construir en la Luna? Las primeras cinco lecciones estaban relacionadas con la interacción con el entorno, por ejemplo, la gravedad. La segunda parte se desarrollaba a partir de lo que significa vivir en un entorno tan distinto y de lo importante que es pensar en la colectividad y en el ecosistema. Pues bien, volviendo a las impresoras 3D, serán fundamentales si se desea construir en la Luna. Naturalmente no se podrán transportar los ladrillos de uno en uno. Es necesario utilizar el material presente en la Luna, fundamentalmente, el regolito. La impresora 3D construye y optimiza el uso del material respecto al objetivo, dentro de una óptica de sostenibilidad y ausencia de derroche.
¿La luz es la protagonista del espacio? Así parece demostrar el gran número de fotos del espacio que inmediatamente se convierten en virales, de las manchas solares a la maravillosa foto del amanecer realizada por el astronauta Thomas Pesquet desde la ISS.
La luz es una máquina del tiempo. Cuando observamos el cielo estrellado estamos mirando hacia atrás hacia múltiples tiempos. Si bebemos un "spritz" con un amigo al atardecer, compartimos un instante del presente, pero ese atardecer ya pasó. Debido al hecho de que la luz viaja, vivimos una superposición de tiempos. Otro hecho interesante es el origen de la luz. La luz nació mucho más tarde que el espacio y el tiempo. Nació 380.000 años después del Big Bang. Aún podemos ver los primeros fotones, es decir, la primera luz y gracias a los satélites Planck tenemos sus imágenes. Son las imágenes de la primera luz. Además, como es lógico, existe el efecto sorpresa de las fotos de los astronautas que son maravillosas: los amaneceres, los anocheceres, las auroras boreales, el planeta que se mueve. La luz es también un activador de emociones.