filter search
English - United States flag It looks like you're in North America.

Buscador de códigos

Find the product codes you need by filtering from our whole product range.

Find Codes
Code Finder
Back

Más real que lo real: la ilusión del arte

El trampantojo en el Museo Thyssen-Bornemisza

Tags
Published: 31 may. 2022
Pintar imágenes tan reales que resulta imposible distinguirlas de la realidad es un desafío para los artistas de todos los tiempos. Solo hay que pensar en el célebre “duelo” entre Zeuxis y Parrasio narrado por Plinio el Viejo en la Historia Natural: «Se cuenta que éste último (Parrasio) compitió con Zeuxis; éste presentó unas uvas pintadas con tanto acierto que unos pájaros se habían acercado volando a la escena, y aquél presentó una tela pintada con tanto realismo que Zeuxis, henchido de orgullo por el juicio de los pájaros, se apresuró a quitar al fin la tela para mostrar la pintura y al darse cuenta de su error, con ingenua vergüenza, concedió la palma a su rival, porque él había engañado a los pájaros, pero Parrasio le había engañado a él, que era el artista».

La traducción literal de la expresión francesa trompe l’oeil es «trampantojo», es decir, un «género de pintura cuyo objetivo es representar la realidad material para suscitar la ilusión de la tridimensionalidad y, con ello, de la consistencia de las imágenes representadas», como se puede leer en el diccionario Treccani. A este género está dedicada la exposición Hyperreal. The Art of Trompe l’Oeil del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, que recoge más de cien obras expuestas en orden cronológico -del siglo XV al siglo XXI- pero respetando afinidades temáticas o de composición, como pueden ser la naturaleza muerta o los marcos pintados desde los que “se asoman” las figuras como en la obra Huyendo de la crítica de Pere Borrell (1874).
Más real que lo real: la ilusión del arte
Tras el periodo de oro en el Renacimiento y en el Barroco, el trampantojo atravesó un momento de crisis durante el Romanticismo, sin llegar a desaparecer por completo. Entre el siglo XIX y principios del siglo XX volvió a florecer en Estados Unidos con una amplia variedad de estilos y composiciones. Algunas obras están repletas de objetos pintados, otras se destacan por su sencillez y todas ellas comparten la habilidad de capturar la atención, invitando al observador a explorar cada detalle del cuadro.

Para engañar al ojo, los artistas recurrieron (y siguen haciéndolo) a las leyes de la óptica y la perspectiva, a la reproducción de los marcos y los elementos arquitectónicos como son las paredes, los nichos y las columnas, a la pericia del rendimiento de los materiales y de las superficies. Es la luz la que se encarga de unir todas estas herramientas y estratagemas que crean el trampantojo. La luz es la clave para dar vida al ilusionismo de la realidad. A diferencia de la imitación de la realidad, es el elemento que refuerza la ficción y la sorpresa ante el cuadro.

La luz modela los volúmenes de la naturaleza muerta, rescatando los elementos de la oscuridad del fondo como, por ejemplo en la Naturaleza muerta con cuatro racimos de uva de Juan Fernández “El Labrador” (1636 aprox.).
Más real que lo real: la ilusión del arte
Juan Fernández “El Labrador”, Naturaleza muerta con cuatro racimos de uva (1636 aprox.)
© Archivo Fotográfico. Museo Nacional del Prado. Madrid
O bien crea sombras, proyectando en un espacio de ficción las figuras, como en el Díptico de la Anunciación de Jan van Eyck (1433 - 1435).
 
Watch on TikTok

La luz, combinada con un uso inteligente de la perspectiva, convierte a los trampantojos en auténticos juegos visuales que se proyectan fuera del espacio del cuadro e invaden la realidad circundante, fascinando al observador y obligándole a participar en el ilusionismo.
Una ilusión que no se concentra solo en la pintura, sino que invade también la arquitectura. Un ejemplo magnífico de trampantojo es el Palacio Spada de Roma y, en concreto, la Galería de la Perspectiva de Francesco Borromini. La dificultad que representaba un espacio realmente reducido se superó utilizando el principio de la perspectiva sólida acelerada. Las paredes laterales no son paralelas sino convergentes, así como lo son también el pavimento de mosaico, que asciende hacia el fondo, y el techo de la galería, que desciende de manera gradual. De este modo, los distintos planos convergen en un único punto de fuga. El ojo del espectador percibe una galería de 30 a 40 m de largo mientras que en realidad es de tan solo 8,82 m.
Más real que lo real: la ilusión del arte
CC BY-SA 4.0 Livioandronico2013
También en este caso la luz juega un papel fundamental. Las columnas surgen de la sombra, guiando la mirada del espectador hacia el punto de fuga donde encuentra un jardín luminoso de naranjas de Sevilla.