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¿Las películas son cada vez más oscuras?

Descubramos cuáles pueden ser las causas de un cine cada vez más oscuro

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Published: 11 abr. 2022
Goethe suele ser conocido por sus novelas y por haber dado una impronta fundamental al romanticismo alemán y europeo. Pero el autor de Fausto y de Las penas del joven Werther, auténtico exponente del renacimiento moderno, también se interesó por el modo en el que la luz crea cromaticidad llegando a publicar una Teoría de los colores en 1810. Goethe partía del presupuesto de que los colores provienen de la atenuación de la luz y de su interacción con la oscuridad. La luz blanca no es el fruto de la mezcla de los colores, como algunos pensaban, sino que se trata de un juego de claroscuros, una dinámica a través de la cual descubrimos la cromaticidad en función de cómo aumenta o disminuye la oscuridad.
Sería fantástico saber qué pensaría hoy el escritor alemán sobre las tendencias de los últimos años, cuyo objetivo es hacer películas y series de televisión cada vez más oscuras, en las que los colores son menos protagonistas debido a esta mecánica que logra uniformar cuando predomina la oscuridad. Tonos sepia, imágenes menos saturadas y ausencia de colores vivos parecen haber conquistado la cinematografía mundial de los últimos veinte años. Con frecuencia, películas enteras parecen estar cubiertas por un filtro opaco que uniforma los tonos cromáticos llegando a crear espacios irreales, escenarios surrealistas y una tez artificial. Todo ello es comprensible, y salta menos a la vista, cuando hablamos de películas y series de televisión donde la atmósfera permite reflejar el género. Ejemplos de ello son el género negro, las películas policiacas, de guerra o de historias postapocalípticas e, incluso, las películas como The Batman, con Robert Pattinson y Zöe Kravitz, recién estrenada en los cines –en realidad uno de los apodos de Batman es “el caballero oscuro” y también en los capítulos de Tim Burton de los años 90 Gotham City parecía una ciudad en la que nunca salía el sol–. En otras obras cinematográficas o televisivas, como son las comedias, con tramas y escenarios menos grises, la evolución hacia esta tendencia estética parece menos lógica. ¿Cuál es la razón de esta ausencia de luz? ¿Por qué está todo tan oscuro?
Emily VanDerWerff, periodista de Vox, ha intentado explicar esta tendencia oscura lanzando algunas hipótesis. La primera opción está relacionada con la tecnología: hasta hace algunos años para modificar la luz era necesario utilizar filtros y lentes analógicas, ahora gracias a la digitalización existen infinitas posibilidades. Muchos directores han empezado a experimentar modificando tonos y colores, incluso en posproducción, jugando con las atmósferas.
Según la periodista, otra hipótesis para descifrar esta desviación tenebrosa está relacionada nuevamente con los avances tecnológicos y se basa en la facilidad actual para utilizar colores vivos y tonos brillantes. La televisión comercial y la industria publicitaria se han adueñado de esta ventaja, “obligando” a los directores a crear obras de arte y de entretenimiento que se alejan de las elecciones cromáticas con colores demasiado vivos.
Otro motivo podría ser de naturaleza técnica respecto al resultado: el espectador percibe menos el elemento artificial de algunas escenas grabadas con efectos especiales o de algunos elementos creados de manera digital cuando hay menos luz, cuando las escenas son más oscuras, algo así como si la oscuridad pudiera ocultar los errores. Pero la propuesta de VanDerWerff más interesante está relacionada sin lugar a dudas con una película que se ha convertido en un icono del cambio de siglo: Matrix. Lanzada en 1999, es sin ninguna duda una pionera de esta preferencia cinematográfica por la oscuridad en la pantalla, con escenas en las que llueve o donde una pátina ofusca perennemente los rostros de los protagonistas. Matrix podría haber dado vida a este patrón crepuscular en el que la oscuridad supera la luz, tanto a nivel estético como existencial.
Podríamos pensar que han contribuido a aumentar esta tendencia algunas elecciones estéticas típicas del último decenio como son la recuperación de un imaginario de los años 60 –por ejemplo la nueva película de Paul Thomas Anderson, Licorice Pizza– y, en general, el deseo de crear ciertos espacios vintage. Este impulso nostálgico, unido a la fascinación del cine tipo Matrix, podría explicar la evolución hacia esta preferencia. Un elemento que también merece la pena tener en cuenta es el disfrute en función del medio: ¿seguro que viendo la película en una pantalla de 13" desde el sofá de casa se perciben los mismos matices de la luz que en el cine?