“Las lucernas nacen como recipientes cóncavos, con un borde pinzado para introducir la mecha, y desde una zona periférica como la fenicia, que retoma los prototipos mesopotámicos, llegan a invadir el Mediterráneo”. Nos lo cuenta Laurent Chrzanovski, experto y profesor universitario de arqueología romana. Chrzanovski estudia la luz artificial en la edad antigua y postantigua desde hace 25 años y a través del estudio de las lucernas ha contribuido a desarrollar análisis antropológicos, sociales, religiosos y macroeconómicos. Ha escrito decenas de libros (41 hasta el momento), más de cien artículos científicos y dirigido doce exposiciones internacionales con el catálogo informativo para el público en general. Sus publicaciones tratan sobre espacios y museos en Suiza, Francia, Italia, Crimea, Rusia, Rumanía, Bulgaria, Egipto y Oriente Próximo. Dos títulos útiles para empezar a comprender su trabajo entre la arqueología, la sociología y la economía son De Prométhée à la Fée Electricité y Firmalampen: an abundantly-produced lamp-type almost never used?, ambos disponibles gratuitamente en línea. En 2003, Chrzanovski fundó la Asociación Licnológica Internacional que agrupa a más de 230 investigadores de 39 países especializados en el campo de la iluminación antigua y medieval.
Algunas publicaciones de Laurent Chrzanovski
¿Qué es la licnología? ¿Qué tipo de hallazgos estudia y a qué periodo histórico pertenecen?
Lychnos era el término griego utilizado para la “lucerna”. El neologismo “licnología” fue acuñado por algunos investigadores ingleses. Lo recuperé porque en el mundo de la arqueología, desde los fenicios hasta la invasión árabe del Mediterráneo, faltaba una plataforma de estudio especializada en esta materia: los centros de producción de las lucernas, las rutas, los fenómenos de adopción, la copia, el rechazo, etc. Con “lucerna” designamos un objeto creado para contener una mecha y un combustible, sólido o líquido. “Lámpara”, término utilizado actualmente también en Italia y proveniente del genovés, se deriva de la palabra griega lampàs con la que se denominaba todas las herramientas de iluminación artificial (antorchas, velas de cera, etc.).
¿Por qué es importante conocer los métodos de iluminación de los antiguos romanos?
Actualmente, la arqueología no confirma solo datos históricos sino que permite reescribir la historia. El Imperio Romano no es, como nos enseñaban en el colegio, un imperio militar donde todo estaba estandarizado. La estandarización existía, pero había que superarla.
El desafío de mi generación era asociar la arqueología clásica a la de las provincias romanas. En el Imperio existía una diversidad increíble de elecciones iconográficas. Por ejemplo, en las hermosas lucernas romanas de disco decorado había una diferencia abismal entre los gustos de las nuevas poblaciones romanizadas del limes germánico y las de África del Norte, Túnez o Argelia en la actualidad.
Un ejemplo de “diseño industrial” ante litteram: una lucerna diseñada para poderse almacenar ocupando el menor espacio posible.
Las lucernas nunca fueron un objeto de exportación con las que poder llenar una gran embarcación. Eran mercancías colaterales y era cada vez más importante estudiarlas desde el punto de vista micro y macroeconómico y ver quién las copió. Conocemos los grandes talleres centro-itálicos y campanos, en África del Norte y Asia Menor, que tuvieron un fuerte impacto en el Imperio, pero se ve claramente que las formas y los motivos sufrieron su propia evolución. Gracias a los medios de los que disponemos en la actualidad, como son los análisis microscópicos o ceramológicos, también podemos saber con qué combustibles se utilizaban. El mito era que la lucerna se utilizaba con aceite de oliva, pero el aceite era muy caro y no estaba disponible en tres cuartos de las provincias.
¿La licnología se apoya en la química y la física?
Sí. Recientemente un estudio ha explicado algo que nadie lograba entender. Porqué en las lucernas romanas de Portugal había restos de sal. Antes se pensaba que se trataba de depósitos provocados por la cercanía del mar. Sin embargo, la sal servía para absorber la parte hídrica de los aceites y mantener solo la parte inflamable.
Los veinte o treinta oficios que colaboran actualmente con la arqueología nos ayudan realmente a entender cómo vivían las personas y cuáles eran sus relaciones entre lugares distintos y aparentemente no comunicados. Dado su pequeño tamaño, las lucernas se han descuidado mucho y aún queda mucho por hacer.
¿Es posible reconstruir algo de lo que actualmente llamamos sistema de iluminación o, incluso diseño de iluminación de la época?
Gracias a los yacimientos franceses de Argos y de otras islas griegas, donde se han encontrado villas o domus, cada vez sabemos más. En contextos excavados recientemente se ha descubierto que se necesitaban hasta 70 lucernas para iluminar una habitación de 30 m2 y se puede ver perfectamente cómo estaban distribuidas. Algunos podían permitirse un mobiliario de lujo, con lucernas y candelabros de bronce, pero otros no.
Encendido de lucernas durante una ceremonia religiosa
¿Qué papel tubo el nacimiento y el crecimiento de la Iglesia?
La Iglesia promovió un nuevo comercio, el de la cera. Según el mito de la iglesia costantinopolitana del siglo III la sociedad ideal era la de las abejas y, por tanto, no había nada más noble que ofrecer una vela. Algunos se arruinaron por esta causa y dejaron en herencia todas sus tierras y sus esclavos para asegurarse la iluminación de una sola iglesia. Además, Europa nunca fue autosuficiente. La exportación era inmensa. Para poder disponer de la cera eslava, en el mundo germánico se construyó la Liga Hanseática mientras que los países mediterráneos mantenían un intenso comercio con los países musulmanes, los cuales consideraban la cera como una secreción animal y prohibían su uso. De hecho, en francés vela se dice "bougie", término que se deriva de Béjaia, el nombre de un gran puerto de Argelia.
Se trataba de un comercio bajo el estrecho control del Imperio de Oriente. El monopolio nunca estuvo al alcance del ciudadano medio porque los particulares habrían intentado mezclar la cera con grasas animales para reducir los costes. Para la Iglesia, la cera se convirtió en un negocio muy provechoso, porque las velas ofrecidas se encendían solo durante el tiempo que duraba la misa y después se volvían a fundir. Su venta, era una fuente importante de beneficios para la Iglesia.
Rituales relacionados con la luz en la antigua Roma y en la India actual
Alrededor de la luz se desarrollan creencias y simbologías políticas. ¿Son aspectos de los que se ocupa o es materia para los antropólogos?
Sí, claro, el objetivo de la arqueología es superarse a sí misma. Existen fenómenos interesantes, por ejemplo, en India actualmente se observan comportamientos que evocan la Roma de ayer. En India no se puede inaugurar una sesión del parlamento sin encender la lucerna sacra –en la imagen, el primer ministro Modi inaugura la primera sesión anual– y es el mismo símbolo del poder que se utilizaba en Roma. Los cuestores de época republicana y, más tarde, el emperador y los miembros de la corte imperial caminaban, incluso de día, precedidos por gente que llevaba lucernas y antorchas. En una sociedad avanzada como era Roma, lo peor que podía ocurrir era la muerte del fuego de las vestales. Habría sido un cataclismo.