Al mismo tiempo, el Village Underground lleva años organizando cursos de pintura en vivo y trabajos colaborativos en los vagones en desuso del metro que ha instalado sobre el techo y está afiliado a una serie de redes europeas que unen realidades similares. Entre ellas destaca
Trans Europe Halles que une 56 espacios grassroots en toda Europa, independientes de las grandes cadenas y que proponen una programación consciente a nivel cultural y social. Se trata de redes de empoderamiento y de
desarrollo de capacidades que intentan acceder a recursos europeos.
LA VANGUARDIA DE LA NOCHE
Construirse un espacio y una identidad ligada a una oferta rígida sigue siendo una opción sostenible solo para espacios con historia: “En Londres, pueden hacerlo el Fabric, el Ministry of Sound, los Cortical Studios –dice Ramello–, que proponen solo música techno o electrónica, atraen a un público que suele volver con frecuencia y son una excelencia del sector”. En cambio, la vanguardia de la economía de la noche son los espacios capaces de “unir varias identidades distintas. Aunque la actividad nocturna siga siendo su principal fuente de ingresos, no son lugares dedicados exclusivamente a discotecas. Se han transformado en espacios mucho más versátiles que ofrecen actividades diurnas, no solo musicales, y que se asemejan mucho más a centros culturales. En cualquier caso, es un equilibrio muy difícil de alcanzar”.
Es justo el aspecto
cultural el punto central del trabajo de quienes en estos años estudian e intentan contribuir a la evolución de la economía de la noche. Reconocer el valor del propio rol es fundamental para los actores de la noche que desean emanciparse del imaginario que, aún hoy, sigue asociando la noche exclusivamente a la criminalidad, el consumo de drogas y alcohol y la falta de seguridad.
“Entre los profesionales –explica Ramello– se nota un nivel distinto de conciencia del propio rol en el ecosistema de la noche que se expresa de manera distinta en cada país, región y ciudad. Berlín, por ejemplo, tiene un nivel de conciencia muy alto porque su vida nocturna nace de un evento muy poderoso como, lo fue, la caída del Muro. El fuerte valor político de las actividades de la noche, de las fiestas y de las discotecas se ha conservado a lo largo de los años. Otras ciudades no han tenido el mismo tipo de inspiración. Por ejemplo, cuando entrevistamos a los profesionales del "discotequeo" en Turín, era muy difícil que se definieran como operadores culturales, se veían como operadores del entretenimiento. Esto, a nivel conceptual cambia todo”.