Sobre todo después de la revolución industrial, nuestra vida de seres humanos así como de consumidores se ha ido llenando de una importante cantidad de objetos –teléfonos, televisores, muñecos, cámaras de fotos, CD, relojes, paquetes de cigarrillos y cajas de tabaco– que pueblan nuestras casas, nuestras oficinas y los espacios públicos que frecuentamos. Estos objetos han ido cambiando con el paso del tiempo, a menudo para ser más funcionales, más resistentes y más económicos. A veces, han dejado de utilizarse y se han sustituido por otros nuevos con otras funciones y, con frecuencia, con líneas estéticas, formas y colores distintos. Utilizando
el archivo del Science Museum Group Collection (del que forman parte cinco museos de la ciencia, la tecnología y los transportes repartidos por Inglaterra, de Manchester a York)
Cath Sleeman, investigadora de Nesta, intentó estudiar la evolución de veintiuna categorías de objetos de uso común, para estudiar sus cambios en cuanto a su forma y su color.
Sleeman eligió 7083 fotografías entre las 380 000 fotografías de objetos conservados en el archivo del museo, del siglo XIX hasta nuestros días, y observó que las cosas son cada vez menos coloreadas. En este estudio, las fotografías –seleccionadas aplicando criterios precisos que permitieran aislar con detalle los colores de los objetos (por ejemplo un fondo con color uniforme) –, se utilizaron para analizar la forma, el color y la textura.
Gracias a ello, fue posible constatar la evolución de los diseños desde el punto de vista cromático. A simple vista, se observa que el porcentaje de píxeles en color de las fotografías de los objetos estudiados se ha ido reduciendo sensiblemente desde el siglo XIX hasta nuestros días.