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Capturar la luz con el diseño

Entrevista a Seth sobre “George Sprott 1894-1975”

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Published: 29 sep. 2022
George Sprott 1894-1975 (Coconino Press, traducción al italiano de Leonardo Rizzi) es una picture novella (novela gráfica) de Seth. Fue publicada por primera vez en el New York Times Magazine y más tarde, en 2009, en un volumen separado. Narra la vida de George Sprott, el presentador de televisión de una pequeña estación de televisión local que se ocupa de exploraciones en el Ártico. Uno de los aspectos más impresionantes a nivel visual es la luz del Norte que inunda una historia nostálgica y de desilusión. Estos son los temas de los que hemos hablado con Seth.


Empecemos por la luz del gran norte canadiense, por la exploración, por la fascinación que provoca la naturaleza, por los temas centrales del programa de George Sprott. ¿Ha cambiado algo? ¿Nos sentimos menos fascinados en la actualidad?

Sí, creo que el mundo ha cambiado mucho cuando hablamos de fascinación, al menos en el contexto relacionado con el modo de ver los lugares más recónditos de la tierra. Me imagino que un personaje como George es una de las razones por las que nos sentimos menos fascinados. En realidad, era uno de los primeros intentos de aprovechar nuestro interés por lo exótico. Tras un siglo de películas y programas de televisión sobre la naturaleza y los viajes, temo que muchos de nosotros nos hemos vuelto algo cínicos con los lugares como el Extremo Norte. Hemos visto las imágenes –sin duda alguna impresionantes– tantas veces que las luces del Norte o los extensos paisajes cubiertos de nieve nos resultan demasiado familiares. Ya no despiertan nuestro interés. Los primeros espectadores se sentían realmente extasiados ante este tipo de imaginario. Nunca habían visto ningún lugar parecido y sabían que jamás podrían visitarlo. Por ello, revistas como, por ejemplo, National Geographic suscitaron tanto interés en las personas de la época (en la que está ambientado George Sprott, n. de la R.) Actualmente, gran parte de los lugares más exóticos de la tierra se han convertido en destinos de vacaciones de lujo para la burguesía. Ahora, ya no tienes que ser un explorador para visitar el Extremo Norte, la Patagonia o las islas Galápagos. Probablemente, lo único que necesitas es una buena agencia de viajes. Además, estoy convencido de que nuestra idea de “exótico” ya no es lo que era. Ahora, en parte lo rechazamos. Quizás porque, con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta de que las personas que antes nos parecían exóticas en realidad son también personas y no solo imágenes que nos generan placer. Personas de fondo en nuestras vidas.


En las viñetas se juega con las luces y las sombras sobre los rostros y los perfiles de los personajes. ¿Pero cómo se traslada al papel la luz del gran norte canadiense?

El cómic es una cuestión de símbolos. Puedes representar cualquier cosa sobre la página con un cierto grado de realismo. Añades simplemente una indicación y dejas que el lector llene el vacío con los detalles. Aunque estés dibujando imágenes, se trata solo de dobles en lo que se refiere al efecto real. Incluso en las películas, en las que puedes capturar una parte de la realidad, estás pidiendo al espectador que la complete con los olores y la sensación de “estar allí”. Los cómics son algo así como la prosa. Los dibujos son como las letras de una palabra. La R, la E y la D forman RED (rojo) pero solo adquieren significado cuando el lector reúne estas letras en su cabeza. Con el cómic ocurre lo mismo. Los dibujos evocan la experiencia real. Por ello, los dibujos que en la página ilustran la luz hacen que el lector se imagine la luz real. Esta es nuestra única esperanza para poder capturar las luces del Norte.
© Seth / edición italiana Coconino Press – Fandango 2022
© Seth / edición italiana Coconino Press – Fandango 2022
La memoria juega un papel fundamental en George Sprott. El recuerdo, casi proustiano, se llena de nostalgia. Sin embargo, como afirma el protagonista, la juventud “tiene algo esencialmente indecente”, “siempre corriendo detrás de un pedo en un vendaval. ¡Qué cansancio!”. ¿Los recuerdos ayudan a superar la soledad?

En el reino de la soledad reina la tristeza. Por así decirlo, la memoria no solo nos consuela de la soledad, es más, en mi opinión, la soledad destruye cualquier posibilidad de consuelo que pueda ofrecernos el aislamiento. Me gusta estar solo, pero lo cierto es que mi mujer vuelve a casa todos los días y esto evita que yo me sienta realmente solo. Cuando estaba realmente solo, es decir, cuando estaba soltero, me resultaba mucho más difícil disfrutar del aislamiento. Creo que cuando estamos solos nos sentimos nosotros mismos y podemos vivir las cosas de manera más profunda que cuando los demás nos distraen. El dilema es que, cuando estamos realmente solos, tendemos a perder la capacidad de disfrutar plenamente del placer, porque estamos demasiado ocupados en sentirnos solos. Es una paradoja. Estamos hechos de recuerdos y de las historias que construimos con los recuerdos para decidir quiénes somos. La historia (y los recuerdos) cambian continuamente nuestras vidas. Los actualizamos constantemente para adaptarlos a la idea que tenemos de nosotros mismos. Creo que los recuerdos son casi completamente falsos, pero no importa. Son lo que somos.


Entre egoísmo y traiciones, es difícil sentir empatía hacia George Sprott, excepto cuando era joven, cuando su vida era más fácil. ¿Es así para todos?

Creo que cada vida es un desastre y está llena de contradicciones. Sin embargo, nuestras mejores o peores acciones no nos definen (bueno, ¡quizás las peores sí!). Al final, somos una mezcla de elecciones distintas. De forma egoísta, cometemos muchos de nuestros errores cuando somos jóvenes. A veces aprendemos algo de ellos y otras no. Mis padres eran personas con contradicciones. Sobre todo mi padre. Yo no respetaba sus decisiones de vida. Y, sin embargo, le quería muchísimo. La naturaleza humana funciona así. No perdona sus errores a nadie, pero sabe que en realidad somos seres complicados. Hacemos el bien y hacemos el mal. Si tenemos suerte, ambas cosas se equilibran y se anula. Yo sé que fui egoísta en mi juventud. Ahora, con la edad, estoy trabajando duro para intentar ser una persona mejor. Es probable que esta sea una historia frecuente.


No es nuevo para ti narrar vidas inventadas como la de Wimbledon Green, el coleccionista de cómics más famoso del mundo, y la del dibujante Kalo en La vida es maravillosa. Ambos estaban relacionados con el mundo del cómic y, me imagino, con los elementos autobiográficos. ¿Por qué elegiste el oficio de presentador de televisión para George Sprott? ¿Es una reflexión sobre los nuevos medios?

Iba a cumplir cincuenta años cuando empecé a diseñar a George Sprott. En aquella época, empezaba a ver mi juventud con gran melancolía (como todos). Crecí cerca de Windsor, en Ontario, con Detroit frente al río, en Míchigan. En Detroit había muchas estaciones de televisión y por eso pasé mucho tiempo delante del televisor cuando era adolescente. Probablemente, amaba la televisión incluso más que los cómics. En mi madurez, empecé a pensar con frecuencia en aquellos años de televisión local y fue justo por aquel entonces cuando me llamó el New York Times para proponerme la publicación de una viñeta. No hacía más que pensar en la televisión y fue así como elegí el sujeto. Para ser sinceros, escribo un tipo de historia y la reescribo continuamente. Todo gira alrededor de las elecciones que las personas toman en la vida y la experiencia de ver el pasado con pesar (o de mentirnos a nosotros mismos). Si en aquel momento hubiera estado fascinado por el aterrizaje en la luna, probablemente el protagonista de la historia habría sido un viejo astronauta que echa de menos sus experiencias en la luna (y quizás también en la tierra). El New York Times me pilló en el momento justo para que inventase el presentador de televisión George Sprott.
© Seth / edición italiana Coconino Press – Fandango 2022
© Seth / edición italiana Coconino Press – Fandango 2022
Las fuentes luminosas (la luna y la farola) se encuentran de manera especular en la apertura y el cierre de esta viñeta. La mezcla de la luz natural y la artificial atraviesa en diagonal la escena y hace destacar los volúmenes espectrales de los edificios. En este escenario nocturno, donde las luces de las ventanas de las casas de la esquina inferior izquierda son las únicas señales de presencia humana, resuenan las palabras de la voz fuera de campo que narra el paisaje de George Sprott en la tierra.

La historia de Sprott se narra en modo no lineal. El narrador juega con los planos narrativos, entre analepsis y prolepsis, a través de entrevistas a quienes lo han conocido. Su forma de ser nostálgica o melancólica nos hace recordar la película Ciudadano Kane de Welles. ¿Por qué eligió este método posmoderno para narrar esta vida?

No sé muy bien cómo llamarlo pero seguramente has acertado al citar Ciudadano Kane. De pequeño vi Ciudadano Kane varias veces y la historia me impresionó profundamente. A veces pienso que la idea a partir de la cual surge una historia está basada por completo en la estructura de esa película. Vuelvo a ella en todo momento. La vida es algo así como una novela policiaca y nos falta siempre una pieza para entender el misterio que hay detrás de ella. Es posible que no siempre sea simbólica como Rosebud, pero en las historias siempre hay zonas grises. A veces, también nuestras biografías son un misterio. ¿De qué tratan? ¿Qué sentido tienen? Sé que de pequeño (y también siendo adulto) dediqué mucho tiempo y esfuerzo a pensar en mis padres. Eran un misterio para mí. Los dos hablaban mucho de sus vidas, pero escondían su vida interior. Nunca puede superarlas. Eran figuras gigantes para mí y creo que la mayor parte de mis historias tiene que ver con ellos. Yo trabajo así, utilizando narraciones fragmentadas, porque con ellas puedo crear vacíos con facilidad en las historias. Me permiten llamar la atención hacia ellos. Al principio rechazaba la idea de usar un narrador, pero más tarde me di cuenta de que disponer de un narrador que habla directamente al lector es mi método favorito para contar una historia. El truco era: el narrador puede ser Dios. El narrador tiene que dejar algo de espacio para que el lector pueda hacerse una idea de las cosas.


Este año se celebra el centenario del nacimiento de Charles M. Schulz. Ud. se ha ocupado del diseño de libros de la obra completa de los Peanuts para Fanthagraphics, ¿cuál es la herencia de Schulz cien años después de su nacimiento?

Me encantan los Peanuts. Fueron muy importantes para mí, tanto de pequeño como cuando me convertí en un joven diseñador de cómics. Aprendí mucho de Schultz y me encantaban sus personajes. Para mí son reales. No son simples viñetas sobre papel. Son personajes reales como los mejores personajes de la mejor narración en cualquiera de sus formas. Probablemente, la herencia de Schulz nos acompañará durante bastante tiempo. Los personajes son complejos y la obra sigue capturando a nuevos lectores. No durará eternamente, pero en el fondo, ¿quién es eterno? Schulz realizó algo único para las viñetas de los periódicos, utilizó la historia de su vida, su historia personal, sus sentimientos más profundos, para crear una viñeta. Pocos diseñadores de cómics de su época lo hicieron. Quiero decir, los periódicos publicaban buenos cómics en la época de Schulz, pero no podemos afirmar que Beetle Bailey o Blondie tuvieran mucho espesor. Los cómics como, por ejemplo, Gasoline Alley de Frank King o Krazy Kat de Herriman son auténticos hitos, auténticas obras maestras, pero de alguna forma lo que hizo Schulz era más pequeño y más personal de lo que crearon estos gigantes. Espero que su trabajo sea visto como la joya que es: una piedra preciosa perfecta y facetada.


Y hablando de herencia, ¿Por qué dedicó George Sprott a su colega y conciudadano Chester Brown?

Chester es mi mejor amigo. Es una buena persona y le quiero muchísimo. Además, es un diseñador de cómics con mucho talento y fue un ejemplo a seguir cuando empecé. Tiene uno o dos años más que yo, pero cuando éramos jóvenes tenía mucha más experiencia artística. Era un auténtico faro para mí. Ahora que somos viejos discrepamos siempre en lo relativo a la política y la cultura (¡no tiene nunca razón!) pero respeto siempre su punto de vista y él acepta mis críticas y mis provocaciones con gran humildad.
Seth, foto © Samuel Sánchez
Seth, foto © Samuel Sánchez